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El Slainte quedó 5º de la general y 3º de la clase Alfa 3. El Saladar quedó 1º y el Llevant Blau Regata fue 3º en la clase Training de barcos escuela. Un gran número de barcos se retiraron debido a las malas condiciones meteorológicas.
Los veleros del Club Náutico de Cullera obtuvieron muy buenos resultados en la regata de altura la Ruta de la Sal. Esta mítica prueba se disputa entre Dénia e Ibiza (con una versión que sale desde Barcelona y otra desde Mallorca) y tuvo lugar entre el jueves y el viernes de la semana pasada.
En la versión que se disputa entre Dénia y Sant Antoni de Portmany (Ibiza) participaron más de 60 embarcaciones y la prueba estuvo caracteriza por las malas condiciones meteorológicas. De hecho, un gran número de embarcaciones se retiraron de la competición. Pero no hicieron lo mismo los veleros del Club Náutico de Cullera, los cuales obtuvieron muy buenos resultados.
El Slainte, de los hermanos Marcos y Alejandro Grau, quedó 5º de la clasificación general y 3º en la clase Alfa 3, una categoría que agrupa a embarcaciones de muy alto nivel.
Por su parte el Saladar, capitaneado por Alejandro Ramos e integrado por miembros de la Escuela Náutica Cabo Mayor de Santander, quedó 13º en la clasificación general, 1º de la clase Training de barcos escuela y 4º de la clase Alfa 2.
Mientras que, el Llevant Blau Regata, capitaneado por Pepe Vives, quedó en en 19º posición en la general; 4º en la clase Bravo y 3º en la clase Training de barcos escuela.
Regata muy difícil
Este año la Ruta de la Sal fue especialmente complicada. Un aviso de temporal de fuerza siete en el norte de Ibiza retiró a gran parte de la flota y a otros tanto les dejó parte del velamen del barco roto. Las fuertes rachas de viento y la mala mar fueron las protagonistas y ello provocó que un gran número de embarcaciones decidieran retirarse.
Mientras que, las tripulaciones que se quedaron hasta el final tuvieron que armarse de pericia para hacer frente a esta dura prueba.
“Fue la Ruta de la Sal más dura de todas en las que hemos competido”, explicaron desde la tripulación del Slainte y, añadieron, “después de una salida mejorable, exprimimos el barco hasta el islote de Tagomago, al noreste de Ibiza. Allí se nos metió un temporal con olas de tres metros y vientos con puntas de 34 nudos”.
El Slainte optó por izar los foques, velas de proa más pequeñas, pero aún así, según relatan desde su tripulación, el Slainte “se convirtió en mitad barco y la otra mitad submarino”. Pero a pesar de las duras condiciones meteorológicas “conseguimos la potencia para que el Slainte atravesase las olas y, después de siete horas metidos en la tormenta, llegamos pasadas las nueve de la mañana del viernes a Sant Antoni de Portmany”.
Como ejemplo de las malas condiciones del mar, desde el Slainte cuentan que a uno de sus regatistas se le disparó por accidente el chaleco salvavidas al entrar en contacto con las olas cuando se dirigía a la proa.